A veces se piensa que el otoño es una estación "segura" para los caballos después de la subida de la hierba en primavera, pero en muchas regiones conlleva sus propios riesgos de laminitis que se pasan por alto fácilmente. Aquí echaremos un vistazo a por qué el otoño puede ser peligroso, qué suele causar la laminitis en esta época del año, los tratamientos veterinarios modernos y las estrategias de gestión de los cascos, qué profesionales deben participar, y una visión realista y basada en la evidencia sobre cuándo la osteopatía puede ser apropiada durante la recuperación.
Por qué el otoño es arriesgado (y qué riesgos se suelen pasar por alto)
Picos de carbohidratos no estructurales (CNE) en los pastos
Las gramíneas almacenan carbohidratos (almidón y fructanos) en tallos y raíces. Los días cálidos y soleados seguidos de noches frescas -un patrón común tanto en primavera como en otoño- pueden elevar los niveles de fructanos y azúcares en las plantas de pasto. El elevado NSC de los pastos es un desencadenante bien conocido de la laminitis asociada a los pastos en caballos y ponis sensibles a la insulina. Los propietarios suelen centrarse en los pastos de primavera, pero las mismas respuestas fisiológicas de las plantas hacen que algunos pastos de otoño también sean peligrosos.
Cambios en la gestión y conceptos erróneos sobre el "brote otoñal"
Tras veranos secos y calurosos, un periodo de lluvias otoñales y temperaturas moderadas puede producir un brote repentino de crecimiento frondoso. Los propietarios que relajan las restricciones de pastoreo en otoño (pensando que el riesgo ha pasado) pueden exponer inadvertidamente a los animales susceptibles a forrajes con alto contenido en NSC. Se recomienda vigilar los periodos de riesgo de NSC en los pastos y gestionar los turnos en consecuencia.
Las causas endocrinas siguen siendo el factor dominante
A través de las estaciones, la mayoría de los casos de laminitis en muchas poblaciones están relacionados con la desregulación de la insulina (síndrome metabólico equino y PPID/Cushing). El otoño no cambia esa biología, pero los cambios de peso estacionales, los cambios en la alimentación y el comportamiento de pastoreo pueden interactuar con la desregulación de la insulina existente para precipitar un episodio. En otras palabras, el otoño actúa como un desencadenante de la susceptibilidad metabólica.
Los propietarios pasan por alto signos tempranos sutiles
La laminitis otoñal es a veces menos dramática que un caso de sobrecarga aguda (por ejemplo, sobrecarga de grano). En su lugar, los propietarios pueden observar dolor leve en los pies, cambios en la marcha, zancadas cortas en suelo duro o una actitud "no del todo correcta". Dado que la clásica postura laminítica de balanceo hacia atrás o los pulsos digitales saltones no siempre están presentes al principio, los casos tempranos pueden pasarse por alto o malinterpretarse. La evaluación veterinaria temprana es importante.
Mecanismos precipitantes habituales en otoño
- Asociado a los pastos (forraje con alto contenido en fructanos/NSC): exposición repentina a pastos con alto contenido en NSC.
- Disregulación de la insulina (EMS) y PPID - predisposición endocrina crónica; el otoño puede ser la estación en la que los cambios de gestión revelen el problema.
- Obesidad / aumento de peso durante el verano - otoño - más peso aumenta la carga laminar y el riesgo.
- Enfermedad sistémica / sepsis / sobrecarga de granos / administración de esteroides - menos específicos de la temporada pero siempre importantes a tener en cuenta.
Tratamiento veterinario moderno: principios y pruebas
La laminitis es una urgencia veterinaria. Una vez que aparecen los signos clínicos, el daño a las láminas ya está en marcha; el tratamiento se centra en detener la progresión, controlar el dolor, proteger el pie y abordar la causa subyacente. Componentes clave:
Evaluación veterinaria inmediata y triaje
La evaluación rápida por un veterinario determina la gravedad, la causa probable (endocrina o inflamatoria) y las medidas inmediatas (analgesia, reposo en el establo, gestión de la alimentación). A menudo se toman radiografías (vistas podológicas) para documentar la rotación/hundimiento y orientar el herraje.
Analgesia y tratamiento antiinflamatorio
Los AINE (por ejemplo, fenilbutazona o flunixina) se utilizan habitualmente para controlar el dolor; el dolor más intenso puede requerir analgesia multimodal bajo supervisión veterinaria. La acepromazina se ha utilizado históricamente en algunos protocolos, pero el tratamiento debe individualizarse.
Cambios en la dieta y el manejo
En los casos asociados a pastos o endocrinos: retirada inmediata de los pastos peligrosos, suministro de forraje con bajo NSC (heno empapado o probado, heno con NSC bajo conocido) y control estricto del peso. Para las enfermedades endocrinas, está indicado el tratamiento médico a largo plazo (por ejemplo, pergolida para PPID) cuando se diagnostica.
Protección del pie y soporte mecánico (herraje)
El herraje es fundamental para limitar el trauma mecánico de las láminas: cama profunda y de soporte; soporte de ranilla/suela (por ejemplo, material de impresión, almohadillas); recorte terapéutico y calzado especializado (por ejemplo, barra de corazón, soportes de aluminio o espuma) en casos subagudos/crónicos. La estrecha colaboración entre el veterinario y el cuidador es fundamental: las radiografías guían los planes de recorte/calzado y el momento de las intervenciones.
Crioterapia (hipotermia digital) - pruebas prometedoras en evolución
Los estudios experimentales y clínicos indican que el enfriamiento continuo y prolongado de la extremidad distal (inmersión en agua helada o dispositivos especializados de crioterapia) puede reducir notablemente la lesión lamelar si se aplica precozmente. Las pruebas experimentales más sólidas muestran efectos protectores sustanciales cuando se aplica con prontitud; las revisiones sistemáticas concluyen que las pruebas son alentadoras, pero piden más ensayos clínicos aleatorizados. El desarrollo reciente de dispositivos (sistemas comerciales de crioterapia y manguitos de crioterapia seca) mejora la viabilidad en la práctica clínica. La crioterapia la dirige mejor un veterinario que conozca el momento, la duración y la logística.
Atención médica de apoyo para causas sistémicas
Si la laminitis es consecuencia de una sepsis, endotoxemia o sobrecarga de grano, el tratamiento de la enfermedad primaria (fluidos, antimicrobianos cuando estén indicados, medidas antiendotoxinas) es esencial para reducir las lesiones laminares posteriores.
Quién debe participar: todo el equipo profesional
La atención eficaz de la laminitis es multidisciplinar. El equipo básico suele incluir:
- Veterinario (clínico principal): diagnóstico, analgesia, pruebas metabólicas (insulina, ACTH), tratamiento médico, radiografías, dirección de la crioterapia y plan general de cuidados.
- Herrador/especialista en el cuidado de las pezuñas: recorte y herraje terapéuticos, apoyo de la suela/la ranilla, seguimiento podológico regular. El momento y la técnica deben coincidir con la evaluación del veterinario y los hallazgos radiográficos.
- Enfermero/técnico veterinario - monitorización, aplicación de vendajes/bota de hielo, administración de medicación, educación del propietario.
- Fisioterapeuta equino / especialista en rehabilitación: una vez que el caballo está estable y soporta su peso, puede aplicarse una rehabilitación formal (ejercicio controlado, fortalecimiento, trabajo de equilibrio) bajo la dirección del veterinario. Cada vez hay más pruebas a favor de la rehabilitación estructurada, pero los protocolos deben individualizarse.
- Nutricionista / asesor de nutrición veterinaria: para probar y planificar dietas bajas en CNS y controlar el peso a largo plazo.
La comunicación entre estos profesionales y con el propietario se destaca repetidamente en la literatura veterinaria como un factor determinante de los resultados. La participación temprana de un herrador y un claro reparto de funciones con el veterinario mejoran la toma de decisiones y el cumplimiento por parte del propietario.
Osteopatía: cuándo utilizarla y cuándo no
Respuesta breve: La osteopatía u otras terapias manuales pueden tener un lugar como complemento en la recuperación, pero sólo después de que el equipo veterinario haya estabilizado el pie laminítico y haya dado el visto bueno. Hay pocas pruebas directas de alta calidad para la osteopatía específicamente en la laminitis, pero hay literatura veterinaria que apoya las terapias manuales para la disfunción musculoesquelética y los problemas de la marcha en general. Siga las siguientes normas prácticas:
No utilice tratamientos manuales/osteopáticos en la fase aguda, inestable.
Mientras el pie esté inflamado, doloroso y en riesgo de fallo laminar continuo, la manipulación que fomente el movimiento o los cambios de carga (o que distraiga del necesario reposo en el establo y el apoyo controlado) es inadecuada. El tratamiento agudo debe estar dirigido por un veterinario (analgesia, crioterapia, apoyo mecánico).
Una vez que el caballo está estable, soporta su peso y el veterinario le ha dado el visto bueno, la osteopatía puede ayudar con los problemas musculoesqueléticos secundarios.
Una vez que se ha contenido el episodio laminítico y se ha establecido el apoyo mecánico del casco, muchos caballos desarrollan una tensión compensatoria, una postura alterada, asimetrías de la marcha y disfunciones de la espalda, sacroilíacas o cervicales. Los artículos veterinarios revisados por expertos demuestran que las técnicas de manipulación vertebral/osteopatía pueden alterar la marcha y tratar las disfunciones somáticas de los caballos. Las terapias manuales son un componente de los programas de rehabilitación utilizados por fisioterapeutas y osteópatas equinos para restaurar la simetría funcional, la amplitud de movimiento y el confort. Sin embargo, la base de pruebas sigue siendo escasa y en su mayor parte de apoyo más que definitiva.
Coordinar la atención: los osteópatas deben trabajar bajo la dirección del veterinario y en colaboración con el herrador.
Cualquier plan de terapia manual debe integrarse con el herraje en curso y la supervisión veterinaria (radiografías, evaluación de la cojera). Por ejemplo, los cambios en la mecánica del casco tras el recorte o el herrado pueden alterar la carga de los segmentos de la extremidad; el trabajo osteopático debe reflejar esas realidades mecánicas. La comunicación y los registros compartidos son esenciales.
Sea conservador con técnicas que cambien la carga de las extremidades o fomenten la vuelta temprana a la actividad intensa.
La rehabilitación tras una laminitis da prioridad a la vuelta gradual al ejercicio controlado sólo después de que los signos radiográficos y clínicos lo permitan. El tratamiento osteopático debe apoyar ese objetivo - aliviar la tensión muscular compensatoria, fomentar patrones de movimiento normales en un programa cuidadosamente escalonado - no atajarlo.
Lista de control práctica para prevenir el otoño
- Compruebe el NSC del heno/pasto si es posible, o siga los consejos de la extensión local/veterinaria sobre los momentos de riesgo. Restrinja el uso de los pastos cuando es probable que tengan un alto contenido de azúcares (a menudo a última hora de la mañana o por la tarde; evite las lluvias después de una sequía).
- Identificar los animales de riesgo (obesos, cuello crestado, antecedentes de laminitis, PPID/EMS) y aplicar un control más estricto del pastoreo durante todo el año.
- Mantenga un plan de control de peso y consulte a un nutricionista/veterinario sobre opciones de forraje con bajo contenido en CNS.
- Establezca una relación veterinario-perrera antes de que surjan los problemas; las radiografías podológicas y un plan de emergencia acordado de antemano ahorran un tiempo crucial.
Conclusión
El otoño conlleva riesgos reales de laminitis que a veces se subestiman. La fisiopatología suele ser endocrina (desregulación de la insulina) y los cambios en los pastos o en el manejo actúan como desencadenantes; los picos de NSC/fructanos en los pastos durante las noches frías y los días más cálidos son un mecanismo clave. La evaluación veterinaria inmediata, el herraje coordinado, la dieta y el control del peso y (cuando esté indicado) los tratamientos específicos como la crioterapia distal de las extremidades y el tratamiento médico son los pilares de la atención basados en la evidencia. La osteopatía y otras terapias manuales pueden ser útiles más adelante en la recuperación para tratar problemas musculoesqueléticos compensatorios, pero sólo como parte de un plan de rehabilitación coordinado y dirigido por el veterinario, y no como sustituto de las intervenciones veterinarias o del herrador.
P1: ¿Por qué se considera que el otoño es una estación de riesgo para la laminitis en los caballos?
Los pastos de otoño pueden ser engañosamente peligrosos. Durante los días cálidos seguidos de noches frescas, los pastos acumulan azúcares y fructanos (carbohidratos no estructurales) que predisponen a los caballos con alteraciones de la insulina a sufrir laminitis. A veces, los propietarios dan por sentado que el riesgo termina después de la primavera, pero el "brote otoñal" de hierba nueva y la relajación de las restricciones de pastoreo pueden ser igual de peligrosos. Los caballos con síndrome metabólico equino (SME), PPID o exceso de peso son especialmente vulnerables.
P2: ¿Cuál es el enfoque de tratamiento moderno recomendado para un caballo con laminitis aguda?
La laminitis es una urgencia veterinaria. Las mejores prácticas actuales incluyen la evaluación veterinaria inmediata, el alivio del dolor (normalmente AINE), el reposo estricto en el establo y el apoyo mecánico de la pezuña guiado por radiografías. En los casos adecuados, la crioterapia (hipotermia digital continua) puede reducir las lesiones laminares si se aplica precozmente. Los cuidados a largo plazo incluyen el control del peso y la dieta (forraje bajo en CNS), el tratamiento de la enfermedad endocrina subyacente (por ejemplo, pergolida para la PPID) y una estrecha colaboración entre el veterinario y el herrador para el recorte o herraje terapéutico.
P3: ¿Se puede utilizar la osteopatía o la terapia manual para ayudar a los caballos que se recuperan de una laminitis?
No durante la fase aguda: cuando el pie es inestable y doloroso, sólo son apropiados los tratamientos veterinarios y de herraje. Sin embargo, una vez que el caballo está estable, soporta peso y el veterinario ha dado el visto bueno, la osteopatía puede ayudar a tratar la tensión compensatoria de la espalda o las extremidades causada por la alteración de la postura y el movimiento. Siempre debe integrarse en un plan de rehabilitación dirigido por un veterinario y coordinarse con los ajustes de herraje en curso.