Cuando pensamos en la osteoartritis (OA) en los perros, nuestra mente suele dirigirse directamente a las caderas y los codos, y con razón. Son las articulaciones más afectadas, sobre todo en razas predispuestas a la displasia de cadera o codo. Pero la osteoartritis no siempre sigue los patrones "clásicos". De hecho, puede aparecer en lugares mucho menos obvios, afectando silenciosamente a la comodidad, movilidad y calidad de vida del perro de formas que son fáciles de pasar por alto si no las buscamos.
Echemos un vistazo más de cerca a las articulaciones de las que menos se habla, el carpo, el corvejón, los dedos e incluso la columna vertebral, y exploremos cómo estas presentaciones atípicas pueden cambiar sutilmente el movimiento, el comportamiento y el funcionamiento diario de un perro.
Por qué es importante la OA atípica
La artrosis es una enfermedad articular degenerativa caracterizada por la degradación del cartílago, la inflamación sinovial, la formación de osteofitos y cambios en el hueso subcondral [1]. Aunque se suele hablar de las articulaciones grandes que soportan peso, cualquier articulación sinovial del cuerpo puede verse afectada. Las localizaciones atípicas suelen pasarse por alto en la práctica general, especialmente cuando los signos son leves o están enmascarados por una compensación.
OA carpiana: la rigidez silenciosa
El carpo es vital para la absorción de impactos y la flexión durante la locomoción. La artritis en esta articulación puede no causar cojera manifiesta al principio, pero los signos pueden incluir:
- Reticencia a saltar o bajar escaleras
- Reducción de la amplitud de movimiento en flexión
- Rigidez tras el reposo
- Aplanamiento de la pata durante el apoyo
La evidencia radiográfica de OA carpiana es relativamente infrecuente en comparación con las caderas o los codos, pero se produce, sobre todo en perros de trabajo o con antecedentes de esfuerzo repetitivo o traumatismos [2].
El corvejón OA: un sutil saboteador del extremo posterior
El tarso (corvejón) es otra articulación a la que se presta poca atención hasta que algo va mal. Los perros con OA de corvejón pueden mostrar:
- Transporte anormal de las extremidades (por ejemplo, tocar con los dedos de los pies o rotación hacia dentro).
- Dificultad para sortear terrenos irregulares
- Disminución de la propulsión al correr o trepar
- Desarrollo excesivo de músculos compensatorios en la región lumbar o glútea.
La osteoartritis del corvejón puede ser el resultado de una inestabilidad crónica, como se observa en los shelties o collies con lesiones tarsianas, o de una artritis postraumática en razas activas [3].
Dígitos: Cuando los dedos se llevan la palma
Las articulaciones interfalángicas son pequeñas, pero soportan una fuerza importante a cada paso. La osteoartritis de los dedos de los pies suele pasar desapercibida:
- Los perros pueden parecer simplemente "apagados" sin una cojera clara
- Los propietarios pueden informar de signos vagos como "ralentización"
- A menudo se descarta como rigidez relacionada con la edad.
La osteoartritis del dedo gordo del pie es especialmente frecuente en razas grandes, perros mayores o perros con lesiones ligamentosas anteriores. Un estudio halló OA interfalángica en el 13% de los perros sometidos a radiografías de cuerpo entero por afecciones no relacionadas [4].
Articulaciones axiales: Columna vertebral y afectación sacroilíaca
Aunque técnicamente son distintos de la osteoartritis apendicular, los cambios degenerativos en la columna vertebral, incluida la espondilosis deformante y la osteoartritis facetaria, se reconocen cada vez más en perros que envejecen. Estos cambios pueden:
- Imitar los síntomas de la OA de cadera
- Causa reticencia a saltar o girar
- Provocan una sobrecarga compensatoria en las extremidades torácicas
A menudo se necesitan imágenes avanzadas (TC/RM) para evaluar con precisión estos cambios, pero la sospecha clínica debe ser alta en perros con dolor de espalda, debilidad en las extremidades posteriores o mala respuesta a las terapias tradicionales de la OA [5].
Relevancia clínica: Qué hay que tener en cuenta
En la OA atípica, los cambios funcionales y de comportamiento suelen ser más reveladores que la cojera manifiesta. Esté atento:
- Cambios de peso o posturales frecuentes
- Lamido o mordisqueo persistente de un miembro
- Evitación de determinados movimientos (por ejemplo, cavar, giros bruscos)
- Reducción del rendimiento en perros de trabajo o deportivos
El análisis de la marcha, la palpación y las pruebas de amplitud de movimiento son esenciales para detectar déficits sutiles. El diagnóstico por imagen puede confirmar, pero no debe sustituir, la percepción clínica.
Una mentalidad multimodal
El tratamiento de la OA atípica es similar al de la OA clásica, pero puede requerir estrategias más específicas:
- Las terapias manuales (osteopatía, fisioterapia, masajes) pueden mejorar la movilidad articular y reducir la tensión compensatoria.
- El ejercicio de bajo impacto, como la terapia en cinta subacuática, ayuda a mantener la función sin sobrecarga.
- A menudo se utilizan farmacológicamente AINE, gabapentina y fármacos modificadores de la enfermedad de la osteoartritis (DMOAD).
- El control del peso sigue siendo fundamental, especialmente para la OA de extremidades distales y de columna [6].
Reflexiones finales
La osteoartritis en los perros no siempre está donde uno espera, y precisamente por eso debemos ser curiosos. Si ampliamos nuestra visión clínica más allá de las caderas y los codos, podremos detectar a tiempo las formas más silenciosas de la osteoartritis e intervenir con estrategias que realmente marquen la diferencia.
Referencias
- Johnston, S. A. (1997). Osteoartritis. Anatomía articular, fisiología, patobiología y principios básicos de tratamiento. Clínicas Veterinarias de Norteamérica: Small Animal Practice, 27(4), 699-723. https://doi.org/10.1016/S0195-5616(97)50075-3
- Paster, E. R., & Bristol, D. G. (2003). Carpal and Tarsal Joint Disease in Dogs. Compendium on Continuing Education for the Practicing Veterinarian, 25(2), 110-122.
- Kapatkin, A. S., et al. (2002). Tarsal osteoarthritis: A retrospective study. Veterinary Surgery, 31(2), 127-132. https://doi.org/10.1053/jvet.2002.31763
- Morgan, J. P., et al. (1968). Displasias esqueléticas y artropatías en el perro. Veterinary Radiology, 9(4), 122-131.
- Dewey, C. W., & da Costa, R. C. (2015). Guía práctica de neurología canina y felina. Wiley-Blackwell.
- Moreau, M., et al. (2010). Clinical evaluation of a nutraceutical, carprofen and meloxicam for the treatment of dogs with osteoarthritis. Veterinary Record, 166(3), 72-77. https://doi.org/10.1136/vr.b4713