No todos los bamboleos necesitan un meneo: Cuándo NO utilizar la osteopatía en animales

Como osteópatas de animales, nos enorgullecemos de nuestra capacidad para favorecer la movilidad, el confort y el bienestar de nuestros clientes. Pero una atención eficaz no siempre significa un tratamiento práctico. De hecho, a veces la mejor decisión que podemos tomar es no tratar, sino derivar.

Tanto si se trata de un perro que presenta una cojera aguda como de un caballo con signos neurológicos, reconocer cuándo está contraindicada una intervención osteopática no sólo es ético, sino que es fundamental. Aquí echamos un vistazo a cuándo decir no, por qué y cómo tomar esa decisión con confianza clínica.

Contraindicaciones de la osteopatía animal

Al igual que en la atención sanitaria humana, los osteópatas de animales deben ser conscientes de las contraindicaciones absolutas y relativas. Se trata de afecciones en las que el tratamiento osteopático es peligroso o potencialmente perjudicial, sobre todo si se aplica en lugar de una atención veterinaria adecuada.

Contraindicaciones absolutas

Éstas requieren una derivación veterinaria inmediata e impiden el tratamiento osteopático:

  • Fracturas (diagnosticadas o sospechadas): La terapia manual sobre una fractura inestable puede empeorar la lesión o retrasar el tratamiento adecuado (Fossum, 2023).

  • Compromiso neurológico (por ejemplo, pérdida de la sensación de dolor profundo): Los signos neurológicos repentinos deben provocar una evaluación veterinaria urgente (Platt & Olby, 2013).

  • Infecciones sistémicas (por ejemplo, discoespondilitis, enfermedad de Lyme): La manipulación en casos de infección activa puede exacerbar la inflamación o el dolor (Taylor-Brown et al., 2015).

  • Malignidad: La neoplasia, especialmente las lesiones osteolíticas, es una señal de alarma para la manipulación debido al riesgo de fractura y la fragilidad del tejido (Withrow et al., 2013).

  • Enfermedad sistémica inexplicable (fiebre, pérdida de peso, letargo): Pueden indicar afecciones internas graves que no se adaptan a los cuidados manuales conservadores.

Contraindicaciones relativas

Pueden permitir el tratamiento en condiciones específicas, pero requieren una evaluación veterinaria previa:

  • Embarazo: Aunque las técnicas suaves pueden ser apropiadas, ciertas manipulaciones están contraindicadas, especialmente en animales pequeños o al final de la gestación (Barrett et al., 2019).

  • Osteopenia u osteoporosis: Los animales con densidad ósea reducida (por ejemplo, animales de edad avanzada, galgos de carreras) son más vulnerables a las lesiones por manipulación (Dunn et al., 2007).

  • Coagulopatías: Los animales con trastornos hemorrágicos pueden presentar hematomas con facilidad o sufrir hemorragias internas por trabajos en tejidos profundos.

  • IVDD (enfermedad del disco intervertebral): Mientras que la osteopatía puede ayudar en el tratamiento conservador de los casos leves o crónicos, los casos agudos o graves requieren diagnóstico por imagen y estabilización antes de considerar el trabajo manual (Brisson, 2010).

Señales de alarma que deben incitar a la remisión

Ciertos signos clínicos deben provocar inmediatamente una pausa en la terapia manual y una derivación a un veterinario:

  • Cojera repentina, sin carga de peso

  • Incontinencia o pérdida del tono anal

  • Signos neurológicos agudos (ataxia, inclinación de la cabeza, convulsiones)

  • Deterioro rápido o debilidad progresiva

  • Dolor inexplicable no reproducido mecánicamente

  • Dolor en reposo o dolor nocturno (sugiere una causa no mecánica)

Estos signos pueden indicar una patología subyacente grave, como compresión de la médula espinal, neoplasia o enfermedad sistémica, y quedan fuera del ámbito de la atención osteopática (Jeffcott, 1980; King & Boag, 2007).

El dilema del profesional: cuando el cliente insiste en el tratamiento

Es frecuente encontrarse con propietarios bienintencionados que creen que su animal "sólo necesita un ajuste". Pero su percepción puede no reflejar el cuadro clínico. Los estudios demuestran que las mejoras evaluadas por el propietario suelen estar influidas por prejuicios y expectativas (Osterås et al., 2022).

Ante la presión de los clientes:

  • Manténgase objetivo: Explique por qué el tratamiento podría ser perjudicial o retrasar los diagnósticos necesarios.

  • Sea transparente: Ofrézcales un resumen por escrito para presentárselo a su veterinario.

  • Mantenga la confianza: Comunique que su decisión responde a los intereses del animal, no a una falta de voluntad de ayudarle.

Los marcos éticos (por ejemplo, el Código de Conducta Profesional de la RCVS; las Directrices Éticas de la AAEP) establecen claramente que los profesionales no deben tratar fuera de su ámbito ni retrasar el diagnóstico veterinario proporcionando cuidados inadecuados.

Argumentos a favor de la colaboración interprofesional

En las regiones donde la osteopatía está regulada como terapia complementaria, no sustituye a la medicina veterinaria. Es decir:

  • Trabajar siempre bajo referencia veterinaria cuando sea necesario.

  • Colaboración proactiva con los veterinarios para la cogestión de enfermedades crónicas.

  • Remitir a los animales a pruebas diagnósticas cuando surjan señales de alarma.

Una colaboración bien gestionada beneficia al paciente, genera confianza con los veterinarios locales y eleva la credibilidad de la profesión osteopática.

Un buen osteópata no trata todos los casos. Evalúa, decide y deriva cuando es necesario. Reconocer las contraindicaciones y las señales de alarma es un sello distintivo de una práctica ética y responsable.

Puede que los clientes no siempre entiendan por qué "un meneo rápido" no es la opción adecuada, pero los animales a nuestro cuidado confían en que sepamos hacerlo mejor.

Porque a veces... no tratar es el tratamiento más poderoso de todos.

Referencias

Barrett, E. et al. (2019). Obstetricia veterinaria y enfermedades genitales. Wiley.

Brisson, B. A. (2010). Enfermedad del disco intervertebral en perros. Clínicas Veterinarias de América del Norte: Small Animal Practice, 40(5), 829-858.

Dunn, M. E., Colborne, G. R., et al. (2007). Osteoporosis in racing greyhounds. Canadian Veterinary Journal, 48(1), 60-66.

Fossum, T. W. (2023). Small Animal Surgery, 6th ed. Elsevier.

Jeffcott, L. B. (1980). Back problems in the horse - A survey of 443 cases. Equine Veterinary Journal, 12(4), 197-210.

King, L. G., & Boag, A. K. (2007). Avances en medicina de urgencias y cuidados críticos. Veterinary Clinics: Small Animal Practice, 37(6), 1231-1247.

Osterås, O., et al. (2022). Satisfacción y expectativas del propietario en la rehabilitación canina. Veterinary Record, 190(6), 123-130.

Platt, S. R., & Olby, N. J. (2013). Manual de neurología canina y felina de la BSAVA. BSAVA.

Taylor-Brown, F. E., et al. (2015). Discospondilitis en perros: Revisión de 123 casos. Journal of Small Animal Practice, 56(7), 457-463.

Withrow, S. J., et al. (2013). Withrow and MacEwen's Small Animal Clinical Oncology (Oncología clínica de pequeños animales de Withrow y MacEwen), 5ª ed. (2013). Saunders.

Blog Post escrito por:
Por Siun Griffin
Fisioterapeuta animal y Community Manager del London College of Animal Osteopathy (LCAO).